El amor, el sexo y el estrés están íntimamente conectados. El amor y el sexo nos pueden estresar. Veamos cómo.

Cuando estamos enamorados experimentamos estrés. Eso sí, estrés bueno, eustrés, ese que te relaja, te hace sentir bien y con el que se te olvidan los problemas.

Con el sexo pasa lo mismo. Cuando disfrutamos de relaciones satisfactorias, las funciones del organismo se activan al máximo y se eliminan las hormonas del estrés. De nuevo, se trata de eutrés.

Ahora bien, el estrés negativo , el distrés, afecta a hombres y mujeres. A ellos, por ejemplo, les dificulta la erección y les disminuye la fertilidad. A ellas, por ejemplo, les impide disfrutar de esa intimidad, altera el régimen hormonal e imposibilita la concepción.

¿Qué tiene que ver esto con los managers? Pues que si no nos tomamos en serio la gestión del estrés en el entorno laboral, las consecuencias pueden ser tan complejas que afectan a nuestras relaciones más íntimas, a parte de las consecuencias en el rendimiento, la autoestima y la motivación en el trabajo.

Si no habías prestado suficiente atención hasta ahora a todos esos síntomas causados por el distrés como dolores de cabeza, náuseas, sensación de aislamiento, nerviosismo, tensión muscular, etc por tu propio bien, piensa en cómo tu distrés está afectando a tu pareja. Atenderlo antes de que sus efectos sean muy perjudiciales para tu salud y tu rendimiento puede ser tu prioridad.

Cada uno sabe hasta dónde puede estirar el chicle y mirar hacia otro lado en lo que al estrés se refiere. Solo uno conoce sus propias fuerzas y recursos. El reto es darse cuenta de que en una convivencia, laboral y familiar, las consecuencias no solo las sufre uno. Afectan a todo el entorno.

Afortunadamente, los coaches podemos ayudar con este tema. Te animo a que contactes conmigo y exploremos qué te puede estresar y cómo puedes superarlo.