Si había un tema que le preocupaba a Normalito era la desmotivación del equipo. Ellos son su cara de presentación en la empresa, y verles con esas caras largas no daba muy buena impresión.

Les reunió y les hizo la pregunta directamente: 

– A ver, ¿qué os pasa?, espetó Normalito.

Al principio ninguno se atrevía a hablar.  No es que Normalito tuviera en cuenta la opinión de su gente, así que ¿para qué molestarse en dar su opinión? Sin embargo, el ambiente estaba tan negativo, que Empleado Proactivo se lanzó.

– Normalito, lo que pasa es que llevamos medio año haciendo buena parte del trabajo de Departamento Caradura, además de lo nuestro, y en todo este tiempo no nos has preguntado ni una sola vez si necesitamos algo, si estamos bien. Nada.

Vaya, ahora resulta que hay que ofrecer ayuda y preguntar cómo están.  ¿No son mayorcitos para saber lo que tienen que hacer?  ¿Acaso no les pagamos para que sepan hacer su trabajo?

– Y encima estamos haciendo horas extras por la cara, añadió Empleado Sindicalista.

– Y los de Caradura nos han dicho que los reportes les han salido mal y nos están culpando y tú no nos defiendes, dijo Empleado Dolido.

A Normalito le estaba subiendo la tensión.  Proactivo, Sindicalista y Dolido le estaban sacando los colores.

– Vale, vale, vale, ya lo pillo, dijo Normalito.  No puedo dejaros solos.  Ya veo que no tenéis autonomía y que tengo que estar encima.

En la sala de reuniones contigua, Extraordinario estaba finalizando su daily con su equipo. 

– Gracias, de nuevo, por comentarme qué os preocupa.  Gracias a ello hemos podido reasignar las tareas según vuestras fortalezas, para aprovechar mejor vuestros talentos, que no son pocos.  También hemos podido aclarar el tema de las horas extras y hemos acordado quién se encarga de revisar los informes del equipo esta semana. ¡Buen trabajo!

El equipo de Extraordinario salía aliviado de la reunión, sabiendo que sus demandas, razonables, estaban siendo escuchadas.  Extraordinario les conoce muy bien y gracias a ello ha podido distribuir las tareas de forma más motivadora para su equipo.  Todos estaban satisfechos y más motivados.

El equipo se quedó en silencio, cabizbajo, más demotivado que antes y es que la solución que Normalito les acaba de proponer no era, digamos, muy apetecible. No solo eso, sino que tampoco resolvía el problema de fondo.

Les había dicho que a partir de ahora iba a cambiarles de tarea cada semana, para que no se aburran, independientemente de si esa tarea correspondía con las habilidades de la persona o no.

También iban a rendirle cuentas cada día: un mail al final del día con todo lo que habían hecho.

Y para rematar, ya que querían feedback, les iba a contestar a ese email con todas las cosas que a su entender estaban mal.

Si tú fueras Normalito con ganas de ser Extraordinario, ¿qué solución habrías propuesto a tu equipo para solucionar la desmotivación de su equipo?